domingo, 12 de julio de 2009

Una bala para cada cual

Tocatta y Fuga para medio minuto.

Una bala para cada cual. El estruendo liberador sacude todas las fibras del ser. La ira enfermiza sobresale, el morbo se alimenta: sensaciones nuevas que hay que corromper.

Un pequeño objeto que extingue la vida, al primer contacto su calor abrazador lo funde todo: avanza y no hay resistencia, devora la fuerza a su alrededor. Por su misma perversidad, se deforma, al rehuir la influencia de la virtud, pero su masacrador impulso es mas fuerte que su miedo, y se contrae, y se funde en su propio conflicto, hasta que su ira muere y se detiene, pero la obra esta hecha. “el tiempo no ha existido”.

Un espectador simula ser inocente. Disfruta cada segundo. Los ojos de angustia se alejan, pero logran posarse en él.
El ultimo y acusador juicio traspasa la voluntad de aquel que ha irrumpido en la eterna virtud de un joven incapaz de asesinar. Terminan de hundirse en las cuencas repletas de sangre y fundidas con los cartílagos, huesos memoria y deseos perdidos.
El cuerpo no ha tocado el suelo y su alma ya es libre. Choca una masa convulsa y sin vida para divertimento del que simula ser inocente.
Los dedos tiemblan y el frío sudor recorre la frente. El que simula ser inocente sonríe macabramente.

La nublada percepción de la virtud perdida recupera lentamente la dirección. Un esfuerzo inhumano obliga al instrumento de la voluntad a reaccionar a los designios de la ahora corrupta conciencia. Sus manos se mueven, el mezquino objeto de destrucción apunta a otro lugar, el que simula ser inocente ya no sonríe.

El morbo ya no alimenta, ya no se disfruta, las sensaciones antes desconocidas arriban constantemente como un desagradable miasma de punzantes y devoradores sentimientos imposibles de rechazar. Un último y desesperado ademan de clemencia, inútil, justo castigo para un perpetrador, de la mano del perpetrado por su mano. Justo y rápido castigo que excluye miles de inútiles y absurdas leyes El estruendo liberador sacude todas las fibras del ser. La ira enfermiza no sobresale, el morbo no alimenta. Sensaciones ya viejas, corrompidas, que buscan redención

Otro pequeño objeto que no discrimina, su trato es igual con todos, y al igual que el anterior termina su obra, con igual efectividad.

La masa sanguinolenta y convulsa choca estrepitosamente con el impávido suelo, pero el cuerpo no libera el alma. Sufre, antes de experimentar sufrimiento eterno en las hogueras del averno. El perpetrador no existe ya.
El cuerpo del que simulaba ser inocente yace lánguido y sin vida, y en su rostro ya no se esboza una sonrisa. Dos objetos han cumplido su labor, Pero aun ha de ejecutar su acción un tercero.

La nublada percepción de la virtud perdida toma nueva dirección, un esfuerzo inhumano obliga al instrumento de la voluntad a reaccionar a los designios de la corrupta conciencia que angustiosamente busca purificación. El mezquino objeto de la destrucción apunta ahora a la prisión de la corrupta conciencia.
Los dedos tiemblan, la decisión esta tomada, no hay marcha atrás. El único medio para la redención esta en curso. La tensionada falange presiona y se produce el ultimo estruendo, y esta vez, la liberación es autentica.
.

‘No hubo perdón, no hubo castigo. Me encuentro en un limbo eterno, atormentado
por haber cedido a la corrupción de mi conciencia, pero satisfecho, ni en el
cielo, ni en el infierno, soy independiente ahora de la influencia de cualquiera
de los dos, finalmente, ¡soy libre!”

Abril 1999

3 comentarios:

  1. Interesante relato sobre las armas y sobre quién las empuña, parace tan fácil, pero a la vez tan difícil...Aunque para mi el suicidio es de cobardes. Muy bien llevado el relato, una manera de escribir distinta. Me ha gustado. Es inquietante...Saludos!

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  2. Y la libertad es el tesoro mas grande , disfrutala y vivela ..la conciencia ya tendra alguna vez que funcionar!!
    abrazo!!

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  3. Buen relato, dinámico, envolvente..., debería haberlo pensado mejor antes de apretar el gatillo la primera vez, aunque supongo que lo difíci fue apretar la segunda.

    Gracias por compartirlo con nosotros.

    Un abrazo Enrique. =)

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